Y no lo digo por los peques, que se portan genial (dejando de lado pequeñas peleas y rabietas típicas de su edad), sino por todas las horas que tuve para mi sola, para pensar y dar vueltas a mil cosas en mi cabeza...
Porque si los "Y si" del pasado son malos, los "Y si" del futuro creo que son aún peor.
Hemos pasado todos los días del verano los 4 juntos. Y mientras cada mañana los niños se bañaban con Blase en la piscina, yo disfrutaba mirándolos o leyendo un libro. Tardes también de lectura, de ratitos en la cama haciendo cosquillas a los peques, de fotos, de "angry birds" y más piscina, y pelotas, y bicicletas... Todo amenizado con buenas conversaciones con Blase, y algunos días con mis padres y hermanas.
Hasta el martes en que ya de buena mañana mi marido se había ido a trabajar. La mañana fue bien, la pasé en la piscina donde los amigos fueron geniales y se bañaron con los peques para que yo no estuviera en el sol... Pero ya cuando subimos a casa a comer, empecé a pensar demasiado. Y durante la hora de la comida. Y mientras miraban los dibujitos. Y cuando merendaban. Y aún más cuando bajamos a jugar en el césped. Hasta que llegó Blase sobre las 19:30h...
Y que pensaba?? Pues que no me quiero morir. Que quiero ver a mis hijos crecer, envejecer junto a mi marido, vivir mil cosas. Eso es que QUIERO VIVIR!!!!!!!! Siempre he sido muy positiva con lo que hace referencia a mi enfermedad, tan sólo me importunaba aquella nube gris de la que un día os hablé.
Pero no sé por qué, el martes no podía apartar malos pensamientos de mi cabeza...
Y cuando los niños se durmieron, exploté...
Blase estaba durmiendo en otra habitación para no despertarnos prontito cuando el se va a trabajar. Cuando los peques se durmieron me fui con él, me acurruqué en su cama y empecé a llorar, y a llorar, y a llorar... Lloré como no he llorado desde que me diagnosticaron, y lloré y seguí llorando, y diciéndole a Blase que no me quería morir... Y lloré y lloré hasta que vomité...
Y después me fui calmando gracias a los abrazos y palabras del mejor marido del mundo, que ha sido mi pilar más fuerte desde el 2 de marzo de 2012. Y antes...
El miedo a lo que puede pasar, a las revisiones de por vida, a una recaída, a perderlo todo, a morir.
Así que un día tenía que pasar, un día tenía que explotar, tenía que sacar todos los miedos mediante lágrimas, muchas lágrimas. Lo de hasta hora eran meras lagrimillas. Lo del martes fue miedo de verdad.
Estamos a jueves y me siento mejor, aunque las lagrimillas me acompañan a ratitos estos días. Pienso en lo que me han dicho los médicos, en la bendita patada de Nico, en lo prontito que detectamos el maldito tumor y eso me anima.
Aunque empiezo a ver mi vida en rosa otra vez después de este lapso de días negros, el martes el cáncer me aterrorizó.
Una de nuestras primeras fotos, julio 2004
I love you since the minute I met you...
Thanks for everything babe!