Pero a veces pienso que el alzheimer lo es más...
La semana pasada mi iaia Fina cumplió 90 años.
Mi iaia no recuerda su nombre ni el mío, pero, a veces, es tan ingeniosa que si le preguntas cómo se llama te dice "como siempre!". Y tiene razón...
Mi iaia no entendía este verano por qué me paseaba por la calle sin un solo pelo en la cabeza; cómo su nieta, la presumida, podía ir así, como un "xicotot". Tampoco entendía, o más bien se olvidaba de que tenía cáncer.
Mi iaia no reconoce a mi marido. Se estraña de que un apuesto joven (cosecha mía, porque mi marido es muy guapo), se siente en la misma mesa que nosotras cuando vamos a un bar a tomar un bitter sin alcohol.
Mi iaia sigue sonriendo cuando ve a sus bisnietos Mia, Nico y Rita. Porque aunque no recuerda sus nombres, recuerda sus caras y le llenan de ilusión.
Mi iaia ha olvidado su pasado.
Mi iaia ha olvidado su historia, sus vivencias, sus dichas y sus desgracias.
Ha olvidado el nombre del hombre con el que compartió más de 50 años de su vida, el nombre de sus hijos y de sus padres.
Pero hay cosas de ella que yo nunca olvidaré. Su porte y elegancia. Sus uñas rojas. Su sonrisa. Su voz. El olor de su cocina. Su perfume. Su mirada. Y mil recuerdos de mi infancia que están unidos a ella. Los veranos en Vilassar. Los pijamas de Navidad. Las 1000 pesetas bajo mano...
El cáncer no mola.
Y olvidar quien eres tampoco...
FELICITATS IAIA FINA!! T'ESTIMO!!!